los costos ocultos del auge de los centros de datos en España: agua, energía y resistencia

Como pudimos ver en nuestro artículo anterior, la industria española de los centros de datos está en alza. Ciudades como Barcelona, Madrid, y Bilbao se están transformando rápidamente en hubs de infraestructura para IA e informática en la nube, impulsadas por incentivos gubernamentales, energía a precios accesibles y una creciente demanda. Pero debajo de las brillantes promesas de crecimiento impulsado por la tecnología, subyace una realidad problemática: la proliferación de los centros de datos está comprometiendo los ya de por sí frágiles recursos hídricos y energéticos de España y está provocando la oposición de las comunidades en todo el mundo. Hagamos un análisis de los desafíos.

Servidores sedientos en un territorio afectado por las sequías

España no es ajena a la escasez de agua. El 75% de su territorio está en riesgo de desertificación y es uno de los países industrializados con más problemas de agua, por lo que su premura por alojar centros de datos -que requieren vastas cantidades de agua para refrigeración- puede percibirse como una apuesta arriesgada.

Veamos el ejemplo de Cerdanyola del Vallès, un municipio cerca de Barcelona designado para alojar cuatro nuevos centros de datos listos para gestionar datos de IA. La expansión lo convertirá en uno de los hubs de centros de datos más importantes de España. Aunque los operadores sostienen que los sistemas de refrigeración por aire evitan el uso de agua potable, esto entraña un inconveniente natural: es inevitable el uso de más electricidad. Los sistemas de refrigeración por aire son notablemente ineficientes (el agua es hasta 24 veces más eficiente en el proceso de transferencia de temperatura), así que ahorrar agua para derrochar electricidad no representa necesariamente una elección medio ambientalmente consciente.

Además, las empresas que operan los centros de datos nunca han enfrentado requerimientos legales para informar acerca de su consumo de agua  (en 2023, sólo el 41% de los operadores de centros de datos informaron acerca de mediciones de su consumo de agua), de manera que a menudo las afirmaciones de los constructores no representan un factor confiable para estimar cuánta agua usará en realidad un centro de datos para IA. A lo largo de la historia, se han dado muchos casos en los que las estimaciones han sido imprecisas. Aquí, dos ejemplos:

  • El traspié de Meta en Talavera de la Reina: Meta (empresa matriz de Facebook) prometió inicialmente que sus centros de datos en España consumirían “poca o nula” agua. Tras la presión de activistas, admitió que las instalaciones consumirían 665 millones de litros al año—16 veces más de lo planteado originalmente y muy lejos de su  asignación oficial de 40.6 millones de litros.
  • Llamado de alerta de Microsoft en Texas: Un centro de datos de Microsoft en San Antonio, Texas, evaluó su huella de consumo de agua así como sus fuentes de aprovisionamiento de agua, empleando una herramienta de evaluación de riesgos del agua conocida como Water Risk Monetizer, y encontró que el costo ajustado del agua -considerando los riesgos- era once veces mayor que lo indicado en la factura de agua.

Se proyecta que para 2029 el consumo de agua de los centros de datos en España aumente un 26% anualmente y alcance los 88.97 miles de millones de litros , lo que dificultará el equilibrio entre la infraestructura de centros de datos y los recursos naturales.

Hambrientos de energía, pero no siempre verde

Los centros de datos son devoradores de energía, pues consumen el 3% de la electricidad  que se consume en todo el mundo. El impulso de España a las energías renovables está siendo de gran ayuda – 55% de sus centros de datos emplean energía limpia certificada, con lo que se coloca por encima del promedio de la UE—pero el aumento de la demanda conlleva el riesgo de contrapesar las ganancias.

¿Cuál es el problema? El apetito insaciable de la IA. El entrenamiento de un solo modelo de lenguaje extenso puede consumir tanta energía como la utilizada por 1200 automóviles a gasolina en un año. Aun cuando zonas con buena radiación solar -como Andalucía- se benefician del acceso a energías renovables, a menudo los combustibles fósiles cubren los déficits de energía durante los ciclos de demanda pico o en las áreas menos soleadas.

La buena noticia es que el gobierno español está determinado a continuar en la ruta de las energías renovables: se estima un incremento de 50GW en la capacidad para el 2030, como parte de su  Plan Nacional Integrado de Energía y Clima y gracias al uso de modelos como DeepSeek -que en general consumen mucha menos agua-, lo que proyecta  un rayo de esperanza para el desarrollo futuro de la IA.

Ciudades renuentes: de España a los Países Bajos

No en todos lados se están desplegando alfombras rojas para recibir a los centros de datos. Entre las comunidades ha aumentado el rechazo a los proyectos que dan prioridad a los gigantes tecnológicos antes que a los recursos locales:

  • Zeewolde, Países Bajos: en 2022, los residentes frenaron los planes de Meta para construir el centro de datos más grande de Europa, ante el temor de comprometer la red de suministro de electricidad y de un consumo excesivo de agua.
  • Cerrillos, Chile: La población local votó contra el centro de datos de Google, que podría haber consumido 45 galones de agua por segundo en una región propensa a las sequías.
  • Ámsterdam y Dublín: Estas ciudades han bloqueado la aprobación de nuevos centros de datos debido a déficits en el suministro eléctrico, lo que ha provocado que los desarrolladores busquen opciones en el sur de Europa.

En España, movimientos comunitarios como Tu Nube Seca Mi Río están impugnando el complejo de Meta de Talavera de la Reina –mencionado líneas arriba- argumentando que  exacerba los problemas de abastecimiento de agua y ofrece poco empleo local, mientras que Lleida se convirtió recientemente en la primera ciudad en prohibir los centros de datos, argumentando que “no contribuyen a la economía local”.

La solución circular: reconsiderar el hardware

El dilema de los centros de datos no sólo radica en decir “no”, sino en la necesidad de construir una infraestructura más inteligente. El hardware circular -que da prioridad a la reutilización, la reparación y el reciclaje- puede reducir tanto la huella energética como la hídrica. A continuación, algunos ejemplos:

  • Sistemas de refrigeración mejorados: la moderna tecnología de refrigeración con líquidos puede reducir el consumo de agua en un 90% -en comparación con los métodos tradicionales-.
  • Servidores de bajo consumo: el hardware circular de bajo consumo de energía reduce los costos operativos y extiende la vida útil de los dispositivos.
  • Diseño modular: los sistemas escalables permiten que los centros de datos puedan expandirse sin comprometer excesivamente los recursos.

Empresas como Google y Microsoft aseguran que  “reabastecerán más agua de la que consuman” para 2030, pero tales compensaciones a menudo ignoran las necesidades locales. En contraste -y de acuerdo con nuestra experiencia-, los modelos circulares involucran a la sostenibilidad en cada uno de los procesos operativos, a menudo a una fracción del costo (hemos estado ofreciendo soluciones circulares para empresas durante los últimos 20 años).

Un llamado al crecimiento equilibrado

El auge de los centros de datos en España no necesariamente tiene que acabar en una crisis. Al aprender de casos como el de Zeewolde -y adoptando estrategias circulares- las empresas pueden encontrar un equilibrio entre la innovación y la responsabilidad. Para las pequeñas y medianas empresas, esto significa:

  • Exigir transparencia: solicitar a los proveedores datos verificados acerca del consumo de agua y energía.
  • Elegir a los socios adecuados: trabajar con centros de datos que utilicen energías renovables y sistemas de agua de circuito cerrado.
  • Promover políticas: respaldar las normativas que eviten el acaparamiento de recursos por parte de los gigantes tecnológicos.

Conclusión

El auge de los centros de datos en España presenta una paradoja: ofrece expansión digital al costo de incrementar la presión sobre los recursos locales. Mientras que la industria impulsa el crecimiento económico y el avance tecnológico, el desarrollo desenfrenado amenaza con exacerbar la escasez de agua, el consumo de energía y la oposición pública. El creciente rechazo por parte de las comunidades, aunado a la falta de certeza en el ámbito de las normativas, sugiere la necesidad de un enfoque más equilibrado.

La sostenibilidad ya no puede seguir siendo una reflexión tardía: debe ser parte de las estrategias de los centros de datos desde el principio. La adopción de hardware circular,  infraestructura de bajo consumo y una gestión transparente de los recursos serán la clave para asegurar que este crecimiento siga siendo viable a largo plazo. Para las empresas, esto implica tomar decisiones conscientes: exigir responsabilidad a los proveedores y dar prioridad a las energías renovables y al consumo eficiente de agua en las instalaciones, al tiempo que se respaldan normativas más inteligentes.

España tiene el potencial para convertirse en líder en el ámbito de la infraestructura de datos responsable, pero esto sólo sucederá si las partes involucradas en la industria reconocen que el crecimiento y la sostenibilidad deben ir de la mano. Las elecciones de hoy determinarán si este auge se convierte en una oportunidad o en una crisis. Siempre estaremos aquí para brindarle ayuda y asesoría en sostenibilidad, así que no dude en ponerse en contacto con nuestro equipo de expertos.